Esta parroquia -la mía- cada día funciona peor

No tengo nada que objetar a mis feligreses. Todo lo contrario. Son gente tan extraordinaria que no solo me aguantan, sino que hasta me quieren y colaboran más de lo pudieran imaginar.  Si cuento anécdotas, reales más que la vida misma, es simplemente por sacar una sonrisa a mis lectores y hacerles conocer esos detalles siempre curiosos que ocurren en la “trastienda” de la vida parroquial. Son esas cosas que te llegan con la común introducción de que esta parroquia cada día está peor… ¿Las razones?

Si es que usted no se preocupa de nada… En la hojita parroquial de este pasado domingo ponen como canto final “Salve Madre” y sin embargo acabaron cantado “salve Regina”. Pero hombre, un despiste… Sí, sí, un despiste pero que indica lo que indica: que usted tiene la cabeza en todas partes menos en la parroquia.

Vamos, vamos. Y luego querrá que la gente venga a misa. Ayer estaba el aire acondicionado a una potencia que cogí un catarro, encima con lo que cuesta, luego andarán quejándose de que no hay dinero… Un rato después: y luego querrá que venga la gente a misa, ayer el aire acondicionado es que casi ni se notaba… con la cosa del ahorro, asfixiaditos de calor.

¿No pone en la cartelera que el despacho es en tal horario? Claro… Pues ayer vine y estaba cerrado. Tenía un cartel puesto que decía que volvía en unos minutos. Ya empezamos, a ver cuántos minutos son. Pues ya puse que diez minutos. Sí, pone diez minutos y luego vuelve en diez minutos o en una hora, así que me fui. Si se está en el despacho se está, y no hay excusas. Pues vale, y te dices para tus adentros: (no iba a poner un cartel avisando de que estoy con gastroenteritis aguda…)

Oiga, ayer le mandé a Cáritas a una señora que vino a pedir en mi puerta y por lo visto no le dieron nada. Pues no, porque la señora no está empadronada en este barrio y debe ir a la parroquia que le corresponda. Ya se lo dije. Bah, no sé para qué piden para Cáritas si luego llega un pobre y no le hacen caso con la disculpa de los papeles. Si es lo que yo digo, la parroquia cada vez peor.

Mire, D. Jorge, que es que mi niña se casa este verano aquí cerca, en la ermita de Nuestra Señora de … (ermita que uno conoce perfectamente y en la que si quieres casarte tú debes llevar el cura). Pues es que fíjese, nos haría mucha ilusión que usted casara a la niña (ni conozco a la niña y a los padres no sé si los he visto alguna vez). En agosto y sin conocer a nadie… pues mire, no puedo comprometerme. Pataleta y reproche: mucha disponibilidad, mucha palabra pero luego, cuando pides un favor nada de nada.

El niño ya sabe que está viniendo a catequesis. Claro! Ya sé que le toca la comunión el año que viene pero hemos pensado que como la bisabuela está tan mayor, que si se podría adelantar un año la primera comunión. Además, para no complicarle a usted la vida, habíamos pensado que la celebrara en el jardín de casa, mucho más discreto. Me temo que no es posible: cuando toque y en el templo parroquial como todos los niños. Desde luego ya me habían dicho que usted era imposible, pero es que así no hay forma de atraer a la gente.

Cosas reales como la vida misma. Anécdotas sin importancia, pero ya ven: para algunos feligreses, señales evidentes de que la parroquia va cada día peor. Curiosamente para evaluar la parroquia no miran las misas, la capilla de adoración, la catequesis, los servicios de Cáritas. Es igual. El aire acondicionado no está a la temperatura que me agrada. Mala parroquia, desastre de párroco.

A cambio llegas a casa y te encuentras con el buenazo de Socio, que por encima de que le hayas dejado con poca agua o llegues un poco más tarde de lo habitual, te recibe con una alegría y unos saltos que valen un imperio.

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Anciano con llaves

No me estoy inventando nada. La anécdota, de fuente directa.

Clase de historia del arte en una universidad española. Una diapositiva nada más y nada menos que con el apóstol San Pedro, de El Greco.

– A ver, ¿qué es lo que ve en la diapositiva?

– Un anciano con llaves.

– ¿No sabe quién es el anciano?

– No.

– Bien. Es el apóstol San Pedro.

– Es que yo no soy creyente.

Literal. Un joven estudiante universitario ¡de historia del arte! que ni sabe un mínimo de iconografía cristiana ni le importa. Más aún, no solo no le importa sino que hace gala de su más supina ignorancia escudándose en que no es creyente.

No hace falta ser creyente para saber qué es un minarete, la kipá, o darse cuenta de que ese señor gordo y sentado en la postura del loto es Buda y no Manolo el del bombo en el descanso del último partido.

La ignorancia religiosa en este país llamado España no es de simple vergüenza, no, es de esconderse debajo de la cama y no salir en tres meses por lo menos.

En estos días en que andamos a vueltas con la clase de religión hay que explicar a la gente que es que resulta que no hay forma de conocer arte, cultura, tradiciones, la misma identidad de España, Europa e Hispanoamérica sin conocer el catolicismo. Cualquier día ante el monasterio del Escorial algún mastuerzo de nueva ola dirá que es un edificio “mu grande” en medio del cual hay un peazo salón a lo bruto con muchos bancos y pinturas en el techo.

Esta mañana, mientras desayunaba, la tele. Conexión en directo con la basílica de Jesús de Medinaceli de Madrid que en este primer viernes de marzo puede recibir a más de medio millón de devotos. La locutora, que no sé si es creyente o no, pero en cosas de cultura religiosa andaba flojita, nos ha explicado que había gente que llevaba semanas haciendo cola para ser los primeros en besar los pies “al santo”.  Ole las narices de la niña. Qué más da que la imagen sea del hijo de Dios o de un santo cualquiera de donde sea. Pues da. Claro que da. O a lo mejor es que se pensaba que las abuelas estaban ahí desde hacía días para saludar en persona a Roger Moore.

Mientras haya estólidos a los que les dé lo mismo que el anciano con llaves sea el apóstol Pedro o Pepiño, el sereno de Claudio Coello. Mientras haya locutoras de televisión incapaces de distinguir entre Jesucristo y los santos. Mientras estas cosas pasen, no es que haya que mantener la clase de religión, es que hay que hacerla OBLIGATORIA.

Hace unos días el secretario portavoz de la Conferencia Episcopal se mostraba favorable a la enseñanza de la religión en la escuela –solo faltaba- con el argumento mostrenco de que si se quita aumentaría el paro. No fue su mejor día. No es problema de “colocar” a gente.  Es cuestión de que se necesita saber dónde estamos, de dónde venimos, que cree un católico y lo que es la religión católica en la identidad de España y sus regiones (autonomías, perdón).

Que cada cual crea luego lo que quiera. Pero si no aprende a distinguir al apóstol Pedro del sereno de su calle, y la diferencia entre Jesucristo y un santo, suspenso. No se puede andar así por la vida.

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R.A.F.A.E.L.A.: «Podemos» (de podar)

 Noticias frescas de la señora Rafaela. Asombrada y a la vez tan contenta al verse como presidenta nada menos que de R.A.F.A.E.L.A. Nunca aspiró a cargo alguno, incluso rechazó en su momento el de presidenta de las Hijas de María cuando existían aquellas cosas. Pero como ella dice, si este medio juego que te has inventado tú, demonio de cura, puede servir para bien de la Iglesia y de las almas, pues nada, cuenta conmigo.
He de decir que la señora presidenta aprueba y acepta con sumo agrado la sugerencia de que el lema de R.A.F.A.E.L.A. sea “Podemos”, siempre y cuando se le añada la clarificadora coletilla “de podar”, por la cosa de marcar distancias con quien no ve conveniente ajuntarse, y por expresar mejor lo que se busca y pretende.Ayer precisamente lo hablaba ella con Joaquina, mujer esta última dada permanentemente a un inexplicable buenismo y que siempre anda intentando frenar a Rafaela en la cosa de la crítica y el desmontaje de lo que la presidenta considera engañifas eclesiales, tomaduras de pelo, pretendidas comuniones con ruedas de molino y nadas varias revestidas de la modernidad más atrayente.Para Joaquina lo que hay que hacer es fiscalizar menos, dejar a la gente que haga lo que crea oportuno, y los demás a nuestras cosas, procurar ser buenos y poco más. Es decir, que la labor de Rafaela consistiría en abandonar toda crítica a don Jesús y toda discusión con el párroco, y dedicarse a rezar y a invitar a la práctica de las obras de misericordia.

Rafaela entiende de jardín y campo más de los que los demás puedan sospechar. Justamente por eso sabe que si quieres buenos frutos o las mejores rosas del pueblo, una parte fundamental de la tarea es la poda. Es lo que dice ella: si yo hiciera caso a Joaquina pues nada, todo sencillito. Regar y abonar y punto. Pero claro, si me limito a eso, los pulgones se comen los rosales, me aparecen las babosas que se alimentan que da gusto, los tallos estériles se adueñan de las viñas y sí, mucha caridad pero hemos dejado perder todo.

En lo que es la Iglesia lo tiene claro. Precisamente por su vida de mujer de campo comprende mejor que nadie el inicio del capítulo 15 del evangelio de Juan: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo poda, para que dé más fruto”. Convencida está de que la Iglesia da fruto y fruto abundante, y que si no da más es por falta de poda. Que si unos pulgones por aquí, que si babosas por allá, que si unos grupos –digo sarmientos- que chupan pero no dan frutos de santidad. Hoy una liturgia inventada, mañana tirar por tierra doctrinas de siempre…

No falla. Podas, quitas lo que estorba y la viña da frutos y qué frutos: las mejores uvas. ¿O es que no lo vemos cada día? Acordaos del pueblo ese de ahí cerca que andaban que si inventamos la misa, que acabemos con las cosas de siempre, que más modernos, que mejor encuentros y meriendas. Pues en cuatro días no iban a la Iglesia más que la Tere y el gato.

Hasta que llegó un cura nuevo y comenzó la poda. Quito algunos catequistas que solo hablaban de compartir y no de Dios, suprimió los añadidos raros en las misas y de nuevo puso como centro de la doctrina el catecismo, de la oración el Santísimo Sacramento y de la caridad un equipo renovado que daba pan y hablaba a la gente de Dios. Parece que la Iglesia se va llenando otra vez. No falla. Podas y la planta lo agradece.

Perfecto, Rafaela: podemos (de podar, naturalmente).

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Apuntate a R.A.F.A.E.L.A.

 Como nota previa, decir que por favor se abstengan personas carentes de al menos una mínima dosis de sentido del humor.
Pues bien, vistos los resultados, habida cuenta de que doña Rafaela es mucha Rafaela, que sus fans se acrecen por momentos, que los gritos de “yo también soy Rafaela” se escuchan en más de una parroquia, sin descartar más altas instancias, y que han ido apareciendo sugerencias de asociarse en torno al tan olvidado sentido común eclesial, después de hablar con la interfecta, que aceptaría el puesto de presidenta de honor pero sin que se le complique excesivamente la vida, por la presente decretamos la fundación de la asociación R.A.F.A.E.L.A., que como sus siglas indican, quiere decir:

*Real (no por Felipe VI, sino por realidad)
Asociación de
Fieles
Aburridos por los
Eclesiales y
Liturgicos
Abusos.

Esto es una primera idea, a la que entre todos los lectores espero demos cuerpo, estatuto, fines, medios y sepa cumplir con las obligaciones que de su nombre dimanan. Necesario será definir y nombrar sus cargos directivos, delimitar sus fines y competencias, establecer protocolos de funcionamiento y todas esas demás cosas que cualquier asociación que se precie necesita.

Interesante sería, en plan divertimento, cómo no, pero instructivo divertimento, sacar adelante la asociación R.A.F.A.E.L.A. para desahogo, reivindicación, pataleo y vínculo de comunión y consuelo mutuo de aquellos que se sienten aburridos e incluso cabreados en el seno de esta Iglesia nuestra.

Pues hoy dejo esta primera idea. Como divertimento, pero con ganas de alguna cosa que pudiera resultar. Seguro que mis comentaristas, agudos, sagaces y divertidos, salvo esas pequeñas excepciones amargas que confirman la regla, sabrán hacerlo. Tal vez uno se ofrezca a pergeñar un estatuto. Posiblemente otros comiencen a sugerir nombres para esa primera junta para ponerlo en marcha y que técnicamente un nombre ha de tener. Quién sabe si otro u otra –aquí siempre igualitarios- irá ya sugiriendo competencias. Quién sabe…

Servidor, para empezar, se atreve a pedir apoyo y colaboración para el proyecto. Me permito sugerir a doña Rafaela como presidenta, y que Alejandro Galván, creador de las siglas, sea considerado miembro fundador de primera clase.

El resto se irá viendo. Por una iglesia más auténtica, por el fin de todo abuso eclesial y litúrgico, por el buen humor como ingrediente indispensable en la vida de la comunidad cristiana, apúntate a R.A.F.A.E.L.A.

Y esto no es más que empezar.

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Feligreses especialmente puñeteros. Sugerencias para neutralizar

 Partimos de que nuestros feligreses, muy en general, son gente digna de todo elogio. No obstante, mis compañeros curas y la gente más colaboradora, sabe que hay ciertos personajes del todo inevitables, tan hijos de Dios como los demás, pero especializados en sus puñeterías. Qué le vamos a hacer.
Tres son los que a un servidor le resultan especialmente puñeteros.

En primer lugar, los que se quejan de las personas. La catequista Pepita que tiene un genio regular, Manolita que no lleva una vida especialmente acorde con su labor, Juan, el de Cáritas, que va mucho al bar y Paco, el que suele hacer las lecturas en la misa de diez, que no sale al altar con la suficiente gravedad.

Luego vendrían los quejosos de lo que se hace y lo que no se hace. Para qué tanta reunión con jóvenes, para qué sirve eso de los matrimonios, y el despacho de Cáritas que da a los que menos lo necesitan. Ahora que si rosario, o al revés, que por qué no se reza más el rosario. Y qué bien vendría en la parroquia un grupo de manualidades, una cofradía de la preciosísima sangre de Nuestro Señor, las cuarenta horas, los retiros de interioridad pasmosa, las charlas de espiritualidad triunfante, una biblioteca piadosa y la colección de folletos del P. Facúndez sobre espiritualidad, misión, caridad y cómo llegar al cielo en tres sesiones.

Finalmente tenemos a los hiper críticos con el cómo se hacen las cosas. La misa larga o corta, o celebrada con poca piedad o tal vez con demasiado misticismo. Hoy la homilía bien, el domingo pasado te fuiste por las nubes, y el otro día poco elevada. A la catequesis le falta espiritualidad (o le sobra, según), el horario de despacho habría de ser otro, Cáritas que se organice de otra manera y vaya adefesios de floreros que han colocado en el altar de san Apapucio bendito.

Estas cosas cada cual intentamos llevarlas con la mayor dignidad posible, pero tienen que comprender que cada vez que aparece por la sacristía doña Manuela para protestar por algo, o el bueno de Macario para sugerir la enésima genialidad, uno se ponga en guardia y en ocasiones hasta se cabree y todo, que es actitud poco evangélica pero perfectamente comprensible.

¿Qué hacer? ¿Hay alguna manera de neutralizar a las doña Manuela de turno, a los Macarios y a los demás especímenes de guisa parecida?

Servidor lleva tiempo utilizando una doble metodología según el caso.

A los quejosos de primer y tercer grupo -de personas y de cómo se hacen las cosas- he decidido pedirles la queja por escrito. No por nada, sino porque servidor se ha fabricado una comodísima “mala cabeza”, incapaz de acordarse de cada cosa. Por eso mucho mejor que me lo den por escrito con fecha y firma y ya me hago cargo del asunto. Estoy esperando el primer escrito.

Los del segundo, lo que no se hace y habría que sacar adelante, directamente son nombrados responsables del asunto que proponen. Facilito: doña Manuela responsable de poner en marcha el grupo de manualidades; don José de rezar el rosario cada tarde; Angelita acaba de ser nombrada responsable de poner en marcha la cofradía y Feliciano de la biblioteca piadosa – popular – parroquial – intergeneracional. Maruja ha sido nombrada delegada de floreros, flores, macetas y demás estrictas verdulerías mientras que a Juanmi, siempre a la busca de la bombilla estropeada para acusar al párroco de que no le importan las cosas, acabo de ofrecerle ser delegado y encargado de mantenimiento.

Oigan, no ha aceptado ni uno. Eso sí, no se atreven a sugerir nada por si les toca cargar con el mochuelo. Bueno, en honor a la verdad, solo Maruja, que lleva bien lo de las flores. ¿El resto? No han vuelto a decir nada. Por si las moscas…

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Segundo aniversario de la capilla de la adoración perpetua. Están invitados

 Pues voy a ser sincero. Tenía un servidor más miedo al asunto que labrador a pedrisco en plena cosecha. Cuando por primera vez lo solté en Infocatólica no las tenia todas conmigo ni muchísimo menos. Pero Dios lo quiso y los fieles se dejaron arrastrar por la gracia. Este próximo martes celebraremos el segundo aniversario.
Tenemos la inmensa suerte de que el señor arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro, haya podido aceptar la invitación de la parroquia y presidir la celebración.

Y ya que venía D.Carlos… pues aprovechamos para más cosas. Por ejemplo, para confirmar a veinte chavalotes y para la bendición de una nueva imagen para la parroquia, una Virgen de los Dolores que estoy convencido de que tendrá culto y atraerá a muchas personas hacia Dios.

En la parroquia estos días están siendo de locura. Ya pueden imaginarse. Los adoradores, animados como nunca y buscando formas de animar a los fieles y hacer ver a la gente el don de la capilla. Los confirmandos y sus familias preparándose a fondo y esperando ansiosos el gran día.  Las señoras que andan vistiendo a la Virgen no sé si más emocionadas o estresadas por lo poco que queda.

Ayer se lo contaba a los fieles en ese correo semanal que enviamos desde hace años y al que cada día se siguen suscribiendo más personas:

“Bien venido, D. Carlos

Una enorme alegría para la parroquia recibir la visita de nuestro pastor, D. Carlos Osoro. Aunque hace semanas que lo venimos anunciando, es el momento de pedir a todos los feligreses una respuesta a lo grande a este detalle del obispo.

Por tanto el martes 17, a las 19:30 h., aquí todos como una piña para celebrar la fe unidos a nuestro pastor.

Nos veremos, lo sé. Y será para la parroquia un día para recordar llenos de emoción».

Mis pacientes lectores sé que muchas cosas de la parroquia las viven como suyas. Por eso los grandes acontecimientos parroquiales se quedan cojos si no se comparten aquí. Pues que sepan que están todos invitados a esta celebración. Los cercanos si quieren y les es posible, con su presencia física en la parroquia. Los más lejanos, aquellos que no tienen otra forma, unidos en la oración y en la acción de gracias.

Les dejo algunos post sobre la capilla:

Decisión de intentar abrirla

Crónica de la inauguración

Primer aniversario

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Algo falla: se ha quemado el bueno de Manolo

Manolo se ofreció un día buenamente por si podía echar una manita en la catequesis de los niños. Pobre Manolo. No hay cura que se resista a un ofrecimiento así y menos si el oferente es cristiano de misa dominical y muy buena gente.

Manolo contaba con una horita semanal con los niños y alguna reunión de prerparación. Angelito. Efectivamente sesión semanal con los niños, preparación, presencia en las misas con los chavales, alguna salida, que si un encuentro con los padres. Bueno… todo sea por los niños.

A esto se sumó la necesidad de hacerse presentes en encuentros de arciprestazgo, vicaría y diocesanos, porque ya se sabe que si hay algo fundamental en nuestra iglesia es lo de estar  reunidos, y que no hay delegado que se precie que no convoque al menos a un par de encuentros al año.

Miren por dónde pensaron que sería bueno un catequista de enlace con la diócesis y ya ven, pensaron en Manolo, que es un buen tipo que intenta estar en todo. Y ya puestos, y ya que es el catequista enlace, pues que ayude a coordinar todo y de paso que represente a los catequistas en el consejo pastoral de la parroquia.

Lo malo es que la cosa no acaba ahí. Porque hay coordinadora de vicaría, y consejo pastoral de arcirestazgo y que no le miren para alguna cosa diocesana.

El caso es que el bueno de Manolo, que se ofreció para echar un ratilo por semana en la catequesis lleva encima una agenda que ni político con pretensiones en campaña electoral.

Algo nos falla. No sé muy bien qué, pero algo nos falla a todas luces. Eso al menos es lo que afirma su esposa, que no acaba de comprender cómo se puede hablar de familia, unión y estar con los hijos y luego tener a su Manolo de reunión en reunión y de encuentro en encuentro y tiro porque me toca. Cuando no es la parroquia es un encuentro diocesano; cuando tampoco, el consejo. Si no es consejo, es la formación en Vicaría, y cuando nada de esto toca es hora de organizar algo especial para los niños.

Manolo ha dejado todo. Se limita a la misa el domingo y, desgracidamente, no siempre. Un quemado más. Creo que se puede comprender.

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Gran éxito del inicio de la coral parroquial. ¿Alguien se apunta a cantar con nosotros?

 Ya he dicho muchas veces, sigo con ello, que la forma que tiene uno de mover la pastoral de la parroquia es simplemente la de uno, y que si lo voy contando es por si a alguien le sirve alguna cosa. Yo al menos, cuando voy a una parroquia para concelebrar, una reunión, de visita o lo que sea, me fijo en todo. Hay cosas que al verlas me digo: “anda, qué buena idea” y miro si en mi parroquia serviría. Otras cosas quizá me sirven para lo contrario, porque a lo mejor uno se estaba pensando algo y al verlo realizado te das cuenta de que no, de que no era eso.
La vida parroquial normalita ya sabemos lo que es: celebraciones sacramentales y de oración, catequesis para todas las edades, atención a los pobres y hacer que la comunidad se mantenga unida y viva.

Para mí el reto es mantener la ilusión de la comunidad y andar cada día, además de intentar que lo básico vaya lo mejor posible, buscando hilitos para tirar de la gente. Es decir, inventar para ver cómo se consigue que venga ¡uno nuevo! o que alguien más pasivo se comprometa al menos algo en la vida de la Iglesia.

Dentro de ese tirar del hilito decidimos este año, como regalo del quinto aniversario de la dedicación del templo parroquial, intentar crear una coral en la parroquia. La coral tiene muchas ventajas: hace grupo, familia, atrae a personas alejadas de la iglesia pero que tal vez se animen a cantar, convierte a feligreses que solo participaban en la misa dominical en gente un poco más activa y por supuesto ayuda a dignificar el culto.

En fin, que hace unos días les daba a conocer el proyecto. Hoy puedo decirles que tenemos un director ilusionado y con enormes cualidades, Rotislav Federov, y que ayer tuvimos la primera reunión para poner en marcha la coral.

Me decía el director que los comienzos simpre son duros, y que si conseguíamos reunir a quince personas para empezar, sería para darse por satisfechos. Je. ¿Quince personas? ¡Cuarenta el primer día! de las cuales veinte ya han rellenado su ficha de inscripción. Y algunos más que no pudieron acudir ayer tarde pero que contamos con ellos.

El director ensayará en la parroquia los martes y los jueves de 20 a 22 h., y además ofrece la posibilidad, si algunos lo desean, de tener previo a los ensayos, clases de canto.

Me hacía ilusión contárselo. Y no solo eso. También quería ofrecerles la posibilidad de que se unieran a la coral. Yo sé que entre los lectores del blog hay muchos madrileños e incluso gente que vive cerquita de la parroquia. Pues, oigan, ¿por qué no?

Piensen la posibilidad. Y si se animan, es tan fácil como enviar un correo a la parroquia o simplemente pasarse cualquier mart

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El señor cura no tiene tiempo

 A los curas, cosa curiosa, como a los demás mortales, se nos regalan exactamente 24 horas cada día. Independientemente que seamos jóvenes o viejos, habitantes del llano, la montaña, el desierto o la selva virgen, seculares o regulares, párrocos, profesores, capellanes o jubilados. 24 horas diarias. Ni una más ni una menos.
Responsabilidad nuestra es saber cómo emplearlas y en qué circunstancias poder decir “no tengo tiempo”. Porque tiempo tenemos como todos. Insisto que bien distinto es saber en qué decidimos aprovecharlo.

Pienso que un sacerdote, amén de las cosas básicas como cualquier mortal, es decir descanso, aseo, atender su casa, debería tener sus prioridades: rezar, cuidar su formación y espiritualidad y ejercer su ministerio especialísimamente en aquello que le es propio e indelegable: celebración de los sacramentos y predicación. A partir de esta afirmación entiendo que sería muy preocupante que nos faltara tiempo para rezar el oficio, por ejemplo, la oración personal, el estudio y el cuidado de la propia vida como sacerdotes.

Tampoco es fácil de entender que no tengamos tiempo para celebrar la eucaristía, escuchar confesiones, atender personalmente a los fieles, preparar la predicación o encargarnos de que la palabra se exponga con intensidad y fidelidad en la parroquia. “He suprimido la misa porque no tengo tiempo, no confieso por falta de tiempo, no predico por falta de tiempo, no rezo porque no tengo tiempo, no leo un libro porque no tengo tiempo”.

Es que si así fuere… ¿a qué me estoy dedicando? Comprendo al sacerdote agotado porque en el día tuvo dos misas, tres horas confesando, dos responsos, un enfermo, la preparación de las catequesis de la semana, la revisión del trabajo con el equipo de Cáritas, dos horas de despacho atendiendo casos personales… Lo que nos pasa es que las horas se nos suelen ir en otras cosas.

No nos impusieron las manos para ser trabajadores sociales, animadores socioculturales, besadores de ancianitas o entrenadores de fútbol. Eso a veces hay que hacerlo como una primera forma de llegar para luego anunciar mejor el evangelio. E incluso esa primera forma la pueden hacer perfectamente los laicos. Tampoco nos creamos que jugar al mus cada tarde es anunciar el evangelio y llevar a la gente a la conversión. Es matizable. Muy matizable.

Es verdad que a veces nos puede la pereza y que una cosa es el ideal y otra la vida de cada uno. Pero cada vez que nos decimos o decimos a otros eso de que “no tengo tiempo” tendremos que analizar si el tiempo lo estamos empleando bien, no sea que se nos estén yendo los minutos por el sumidero.

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Yo de mayor me pido ser don Fabián

 La alegría de don Fabián aquella tarde era de órdago a la grande, a la chica, a pares y a juego. Estaba que se salía. Cura de pueblo, con cinco mil habitantes a su cargo, no cabía en sí de gozo. Me lo encontré callejeando y se vino a mí con un enorme abrazo. ¿Sabes, me decía? Por fin lo he conseguido. Por fin tengo actividades parroquiales todos los días después de la misa de la tarde. Me faltaba el sábado y he conseguido iniciar un grupo de matrimonios aprovechando la gente que viene por aquí los fines de semana.
Le habían dicho que no merecía la pena intentar nada. Pero menudo era don Fabián. Que si unas viejecitas para empezar, que si otro día exponía el Santísimo, otro más para unos jóvenes, una tarde a la residencia de ancianos, un grupo de formaciónm preparar bautizos… Cada tarde noche algo nuevo.

Hay muchos sacerdotes ejemplares como don Fabián. Curas de esos que sienten permanentemente en la boca del estómago un dolor por las ovejas que no están y un deseo irrefrenable de hacer santas a las que van llegando. Curas de breviario y oración, de sonrisa y ganas. Curas que saben aprovechar cualquier cosa para traer a los hombres a Cristo.

Me contaba don Fabián que algunos compañeros, cuando alguna vez le notaban cansado, le decían que era culpa suya, que si hacía todo eso era porque quería, que nadie se lo mandaba. Es verdad. Una parroquia se puede atender con muy poca cosa. Me decía hace unos días un amigo que lleva un par de semanas tratando de contactar con su parroquia para echar una mano en alguja cosa y que le es imposible, que vaya cuando vaya siempre está cerrada y fuera no hay ni un cartel con los horarios.

Con decir una misa a diario, incluso quitando un día para librar, un par de ellas si acaso el domingo, despacho previa cita telefónica, los chiquillos de comunión y algún bautizo, problema resuelto. Hay disculpas para todo: hay misas en otros sitios, los mayores que descansen, los jóvenes no tienen arreglo, los pobres al ayuntamiento y la gente no viene a nada. Qué descansada vida.

Pero llega don Fabián y se multiplica, abre el despacho horas, confiesa, pasea, ve a la gente, organiza pequeñas cosas, ofrece posibilidades, toca el corazón de los feligreses aprovechando su religiosidad más primitiva, invita a rezar… Y mira por donde van apareciendo algunos. Hasta que un día te da un abrazo por la calle feliz porque ya tiene tarea cada noche de la semana.

Qué les voy a decir. Que yo de mayor quiero ser don Fabián.

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